Un pequeño resumen de lo que nos ha hecho llegar a donde estamos hoy.
Nació Edu en Terrassa un 12 de Enero.
Nació Rocío en Gandía un 29 de Enero.
Aunque ninguno de los dos se acuerde, coincidieron en clases de Piano. El destino ya los quería juntar, pero todavía era demasiado pronto.
Se conocieron una noche cualquiera de verano. Entre risas, fiestas, encerronas, mensajes de Tuenti, domingos de resaca en el Kimera, mañanas en la playa, tardes en la finca y alguna que otra colada en bodas, entablaron una bonita amistad. Pero seguía siendo demasiado pronto.
Tras un tiempo sin verse ni saber nada directamente del otro (excepto felicitarse los cumpleaños y presentarse a los nuevos miembros gatunos de sus familias, cosas de frikis de los gatos), Rocío y Edu se cruzaron por casualidad en fallas. Y esta vez, sí fue el momento perfecto. Y poco después, surgió el amor.
Llegó el momento de embarcarse a la gran aventura de la convivencia. Ella, él y su gata Pilu cogieron maletas y se fueron a formarse un futuro a Barcelona.
Allí en Barcelona vivieron muchas experiencias, todas ellas acompañadas de grandes nuevas amistades.
Con ganas de un poquito más de locura (la tranquilidad no es para ellos) decidieron adoptar a otro miembro de la familia: Nilo. Un poco trasto y torpe, que destrozaba todo aquello que podía. Pero que era la alegría de la casa.
Poco después llegó el COVID y la cuarentena, y se dieron cuenta que la cosa debía ir bien ya que no les pareció un problema estar pasando todo el tiempo libre encerrados juntos. Con él llegó el teletrabajo para Edu. Ambos seguían con su rutina, de lunes a viernes trabajando. Los fines de semana se convertían en chef: que si monas de pascua, donuts, cenas que ni de restaurante Michelin, paellas, y alguna que otra botella de vino… que algún kilito que otro se metieron en el cuerpo. Pero se dieron cuenta de las ganas que tenían de volver a la terreta.
La suerte pareció estar de su lado y Rocío consiguió trabajo cerca de Gandía, y sin pensárselo dos veces allá que se volvieron.
Y con el nuevo hogar, no podía faltar un nuevo miembro en la família. Y llegó Lúa, la más aventurera.
Y llegó el momento en que, tras celebrar su décimo aniversario juntos, Rocío decidió que era el momento… y porque no, cogió a Edu por delante, se arrodilló y, anillo en mano, le pidió matrimonio. Obviamente dijo que sí, si no, no estaríamos aquí.
Cómo no les parecía suficiente para el 2023 organizar una boda, se embarcaron en la odisea de reformar el que va a ser su hogar. Y sobrevivieron, porque…
…¡El 09.09.2023 os esperamos en nuestro gran día!
¿Queréis formar parte de esta historia?